3 de diciembre de 2010

Salvador Extraña al Sol

                                                                           Foto: Salvador López Polo.

Invierno. Cuando el Sol es generoso, la luz en Suecia llega tarde y tiene la intensidad de aquella que viene anunciando el crepúsculo. Los días terminan pronto y se llenan de noche. El frío avanza recio e invisible. Salvador vive inmerso en la oscuridad, frente a un lago que a veces lo mece y a veces le arroja su gélido temperamento a la cara. El viento acecha, viene trayendo siglos de rumores con él, cargando dolores, vuelcos, tempestades de otros años y otros rumbos; los secretos que le hemos gritado los que no encontramos consuelo.

La noche  es implacable cuando nos pilla sin compañía. Detrás de las paredes está el bosque, el agua que reposa en silencio, atenta, adivinando lo que la noche ha venido a contar. Adentro, Salvador duerme o intenta pensar. El extranjero se siente siempre solo, fuera de lugar, no tiene nada que lo ate ni que le sepa hablar. Salvador se sienta a vivir, a entender lo que el mundo enseña cuando ya se va a acabar, y así tramita el dolor de estar, de ser, de vivir, de amar.

Y en medio de la calma, una vela alumbra el silencio. La noche pasa, mañana volverá a empezar.

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