21 de diciembre de 2010

Llenando espacios en blanco: The Social Network.



The Social Network (David Fincher, 2010) es un retrato fiel de las interacciones sociales en el mundo que ha desembocado en Facebook y las relaciones que este fenómeno alimenta. Una cinta digna de Fincher, The Social Network es de los registros más relevantes del año venidos de Hollywood.

La cinta inicia con la fallida cita entre el futuro creador de Facebook, Mark Zuckerberg (el estupendo Jesse Eisenberg) y Erica Albright (Rooney Mara). La escena es la crónica de un desencuentro. Zuckerberg es un tipo hiperverbal e inseguro que, como todos, a lo más que aspira es a encajar. Zuckerberg es claramente mucho más brillante que Albright y así se lo hace saber con arrogancia en cada gesto, en cada frase. La hiperverbalidad es un lujo en un mundo donde ya no se lee de corrido. Ella es una chica que no está a la altura del juego de Zuckerberg, una chica aspiracional, que busca relacionarse con personas que la lleven a un estrato que no es el propio, al que de otra forma la suerte le hubiera negado el acceso. A Albright se le notan pocos talentos: apenas una cara bonita que sólo tiene lo que conoce porque es incapaz de imaginarse nada distinto o atreverse a ello. Una linda esposa futura que anda en busca de lo idéntico en cualquier lado que lo ofrezca. Zuckerberg se sabe más adelantado que Albright y superior al mundo que ella habita y lo retrata sin piedad: “You used to sleep with the door man" le espeta a Albright.

El desencuentro entre Zuckerberg y Albright, y la humillación que Zuckerberg (un tipo que, en palabras de Albright, “is not an asshole, just trying really hard to be one”) hace terminar en ojos de todos, esparciéndolo a través de Internet (esa nueva forma de escribir las cosas en tinta indeleble) es el catalizador de las inseguridades que Zuckerberg arrastra desde siempre y que desembocan en una idea revolucionaria que también es un fiel retrato de su generación: Facebook.

Esta biografía temprana de Mark Zuckerberg confirma una tendencia que quizá no resulte ser tan desafortunada: el éxito y la fama que antes pertenecía a los jocks, ahora es de los nerds. The Social Network es un retrato del mundo de los nerds, y de sus inseguridades, dudas y aspiraciones. Mientras los chicos de siempre viven inmersos en la frivolidad y el exceso, los nerds están en el dormitorio de su cuarto imaginando un mundo nuevo. Con todo, los nerds no dejan de sucumbir ante la idea fatalmente atractiva de un día tener las llaves que abran esa puerta detrás de la cual una chica está desnuda y lista para que sorbamos cocaína del ombligo. The Social Network retrata esa inseguridad congénita del nerd; ese motor que los lleva a buscar la notoriedad que el mundo les ha negado. Al final todo es una danza de máscaras, una lucha por encajar y buscar la aprobación y admiración de nuestros pares. El mundo de hoy pertenece a los famosos.

The Social Network es la cinta de una generación que se ha educado llevando siempre por delante su congénita desconfianza ante la autoridad y ante las estructuras sociales establecidas y probadas. Para los aceptados socialmente, la autoridad representa el límite de las cosas que están a su alcance; es la autoridad quien les hace saber que el mundo no es de ellos, que para ganarlo hace falta jugar dentro de las reglas que ya lo regían desde antes de que estos pequeños arrogantes se les antojara adueñarse de todo. Para los rechos (los rechazados), la desconfianza se basa en un rencor: son esas estructuras las que les han negado la entrada a la aceptación y los ha orillado al ostracismo, lejos de ese mundo fascinante del desenfreno social. Ambos grupos terminan por entender entonces que se debe prescindir de estas reglas y de todo lo que las ha impulsado y perpetuado. Los chicos de esta generación perciben a la moral como una guía de buenos principios que alguien puso en una pared para ser ignorada. Nadie debe engañarse: el mundo y todo lo exista dentro de él es para ser arrebatado. La decencia es una noción que estorba. En su voracidad, Zuckerberg y los cofundadores de Facebook lo confirman: la poderosa herramienta social nace como resultado de un arrebato cuya legitimidad es cuestionada.

La cinta de Fincher no retrata personajes, retrata un fenómeno: el mundo post-Facebook es carente de adultos, es un mundo en el que no existen hombres probados, hombres que sepan de lo que va la vida. Ninguno de los personajes de la cinta es realmente memorable o fascinante, lo cual no sorprende porque en estos tiempos casi nadie lo es: todos alcanzan el pináculo de sus sueños antes siquiera de haber descubierto bien a bien lo que es ser amado, por ejemplo. La generación de Zuckerberg carece de personajes impactantes porque nadie se ha dado el tiempo y la paciencia de llegar a serlo. Fincher no tiene a quién retratar; estos súbitos millonarios no vienen de la disciplina o de la experiencia desgarradora, vienen de la ambición, de la codicia, de la desesperada lucha por ir más rápido y más adelante que los demás. Esta es la generación de la voracidad, del hambre, del “llegar lejos” como motivo único y superior.

The Social Network es una cinta rápida y ágil como es la dinámica de las interacciones sociales en la era del Internet, donde la paciencia es una tara de los viejos. Los nerds que se imaginan Facebook no son personajes interesantes en sí mismos, son personas comunes, ingenuos, hambrientos de reconocimiento, que son capaces de crear una tendencia, una nueva forma de entender el mundo a partir del fenómeno que más ha marcado a su generación: lo inmediato. Fincher retrata lo invisible que hay detrás de Facebook: la forma en que nos relacionamos en estos días.

La odisea de Zuckerberg está alimentada por el temor a ser nadie, a ser invisible. No ser mencionado es no existir, no llegar, no tener acceso. Zuckerberg es un tipo rápido, de sorprendente agilidad mental que ha llegado a la conclusión de que adelantarse es ser mejor y la única manera de obtener el reconocimiento que la ha sido negado desde el primer patio escolar, ese territorio fascinante por tanto tiempo reservado para los fuertes y los populares. Al proveer a ese mundo de una herramienta que lo retrata fielmente, Zuckerberg obtiene de forma inmediata la arrolladora visibilidad que ha estado buscando: no le interesa tanto saber si ha sido demandado por plagiar la idea que ha dado nacimiento a Facebook, como el nombre de las chicas que de pronto están dispuestas a cogérselo en un baño público. Rápido entiende Mark Zuckerberg los beneficios de la fama y la quintaesencia de las groupies: aprovecharse de esas mentes simples, prestas al colchón, que intuyen que acostarse con alguien famoso será lo más cerca que estarán jamás de tener la genialidad dentro.

Erica Albright es, entonces, en la vida de Mark Zuckerberg el catalizador de una realidad social frívola y simple que desemboca en la creación de Facebook, quizá la primera herramienta del mundo moderno que tiene al sexo y la búsqueda de relaciones sentimentales como el subtexto más poderoso, como su leitmotiv. Facebook ha creado una nueva lógica, un nuevo código del ligue y, necesariamente, de la soledad también. Entiendo que haya quien en su simplismo sólo alcance a ver en Zuckerberg el hombre iracundo detrás de Facebook. La ira puede ser un agente transformador que supera la esterilidad de quienes la provocan y se quedan atrás, regodeándose en su propia irrelevancia.

2 comentarios:

  1. "La venganza de los nerds reloaded" se podría llamar esta película. El mundo ya no pertenece a las ideas extravagantes y alucinógenas; los rockstars ya no son aquellos que hacían fiestas llenas de sexo, drogas y rock n roll, son geeks de sintetizadores y horasnalga en la compu. Si me pongo a pensar en mis amigos me caben en las manos de mis extremidades, pero si revisas mi fb cuento con 556 amigos completamente desconocidos. A quién le pertenece este mundo? qué artista se ha hecho millonario de la noche a la mañana? estoy muy de acuerdo contigo en la descripción de la generación FB, pero me parece que se debe delimitar geográficamente; es decir, a EEUUAA y a otros países en los que el capitalismo recalcitrante ha orillado a las sociedades a cobijarse en el mass media: "dime tu estado en fb y te diré quien eres".
    FB no sólo sirve para ligar; habría que revisar el uso que Zuck le da a esa base de datos, que a mi parecer, es invaluable. ¿A quién le vende Marck la info de sus 500 millones de amigos? pero para saber esto tendríamos que acercarnos al verdadero hombre del año: Assange.
    Muchas gracias poe este post. Seguimos revisando elmardesdeaca
    besos miles!

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  2. por cierto, te recomiendo la lectura (si es que no la hiciste ya) de The facebook effect y de The accidental millionaires.

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